Kyoto, joya de la cultura japonesa, fue la capital de Japón durante más de diez siglos hasta que el poder se trasladó a Tokio en 1600. Si estás planeando un viaje por Japón, Kyoto es un destino imprescindible. Esta ciudad es el corazón del Japón clásico, un lugar donde la historia y las tradiciones milenarias se perciben en cada rincón. Esta guia de Kyoto, la ciudad milenaria te mostrará la mezcla entre pasado y presente que la hace un lugar único y fascinante.
Guia de Kyoto, la ciudad milenaria
Kyoto es una ciudad que respira arte y cultura. Su patrimonio arquitectónico es extraordinario, con trece templos budistas, tres santuarios sintoístas, villas imperiales, más de doscientos jardines catalogados, un castillo y algunos de los mejores museos de Japón. No es de extrañar que en 1994 fuera reconocida por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad.
Uno de los castillos más importantes es el Castillo de Nijo. Joya arquitectónica que destaca por su refinamiento. A diferencia de las fortificaciones europeas de la misma época, que solían ser rústicas, el interior del castillo de Nijo fue decorado por pintores de renombre y los mejores artesanos de la época. Quizá lo más curioso de este castillo sean los «suelos de ruiseñor«. Diseñados para emitir un leve chirrido al pisarlos, estos suelos servían como un sistema de alarma contra intrusos. Además, los jardines que rodean el castillo, con sus lagos y arbustos cuidadosamente diseñados, son una obra maestra de la jardinería japonesa.
Si hay algo que no puedes perderte en Kyoto, son sus templos. El Kinkaku-ji, o Templo Dorado, es uno de los más icónicos. Cubierto completamente de pan de oro, este templo se refleja de manera espectacular en el estanque que lo rodea. Su interior alberga reliquias de Buda, pero lo que realmente impresiona es cómo el edificio se integra perfectamente con el paisaje que lo rodea.
Otro templo destacable es el Ginkaku-ji, conocido como el Templo Plateado. Aunque nunca fue recubierto de plata como se planeó originalmente, su sencillez y sus hermosos jardines lo convierten en un lugar de paz y reflexión.
Si prefieres centrarte en los paseos y disfrutar de uno muy tranquilo, el «Tetsugaku no michi» o Paseo del Filósofo es una excelente opción. Este camino junto a un canal está flanqueado por tiendas de artesanos locales y pequeños templos, además de impresionantes jardines Zen y bosques de bambú. Si tienes suerte, podrías ser invitado a disfrutar de un té tradicional en uno de estos templos.
Por otro lado, el Santuario de Fushimi Inari Taisha es famoso por sus túneles de puertas torii rojas que se extienden durante kilómetros. Caminar por este recorrido, que tarda alrededor de dos horas, es una experiencia inolvidable. Estas puertas forman un paisaje casi mágico y ofrecen excelentes oportunidades para fotografías.
Aunque la foto no refleja lo imponente, por el cielo tan gris, se puede ver lo imponente de los tuneles.
Uno de los barrios más conocidos es Gion, que data de la Edad Media y es el epicentro de las geishas en Japón. Este lugar conserva su arquitectura clásica con casas de madera y calles adoquinadas. Si tienes suerte, podrás ver a geishas reales caminando por sus calles, vestidas con kimonos de seda y maquilladas con su característico rostro blanco y labios rojos. Estas mujeres son verdaderas artistas de la danza y la música clásica japonesa, y también destacan por su maestría en la ceremonia del té. Nada que ver con la imagen que se ha podido trasladar en el resto del mundo.
Cerca de Gion se encuentra la calle Pontocho, una de las más bellas de la ciudad. Paralela al río Komogawa, esta calle ha resistido al paso del tiempo y está llena de restaurantes que ofrecen comida tradicional japonesa. Uno de los platos más representativos de Kyoto es el Kaiseki, un menú de varios pequeños platos cuidadosamente elaborados que deleitan tanto el paladar como la vista.
El distrito de Arashiyama es otro lugar que no puedes dejar de visitar. Aquí se encuentra el famoso bosque de bambú, un lugar que muchos consideran casi sagrado. Caminar entre los altos tallos de bambú, mientras el viento crea un sonido único al pasar entre ellos, es una experiencia realmente única. Este bosque lleva al templo zen de Tenryu-ji, un lugar que refleja el espíritu sintoísta y la serenidad que caracteriza a Kyoto.
Si tienes la suerte de visitar Kyoto en primavera, te maravillarás con la belleza de los cerezos en flor. Este espectáculo natural es un verdadero regalo para la vista y atrae tanto a turistas como a locales.
A pesar del paso del tiempo, Kyoto ha logrado mantener su esencia. Sus tradiciones, cultura y belleza natural siguen siendo una parte fundamental de lo que hace a esta ciudad tan especial. Desde sus templos dorados hasta sus calles llenas de historia, Kyoto es un destino que no solo se visita, sino que se vive.