El viaje a Japón es una experiencia cultural y gastronómica incomparable. Este país, lleno de contrastes y tradiciones, ofrece una amplia gama de vivencias que no solo incluyen sus icónicos templos y tecnología avanzada, sino también su fascinante cocina. Para mí, una de las mejores maneras de adentrarse en su día a día es a través de su gastronomía. Aunque disfruto de la comida japonesa en general, hay un aspecto que prefiero mantener al estilo occidental: el desayuno. En mi caso, un buen café, tostadas, cereales, algún dulce o incluso huevos con bacon, como en el tradicional desayuno irlandés, son mi elección habitual. Este tipo de desayuno me proporciona la energía de siempre para empezar el día. Sin embargo, Así es el desayuno típico japonés completamente diferente y merece la pena explorarlo.
Así es el desayuno típico japonés
En Japón, aunque en las ciudades más grandes como Tokio u Osaka ya se hayan adoptado costumbres más occidentales como café y tostadas, el desayuno tradicional sigue siendo muy popular, especialmente en entornos más rurales o en alojamientos tradicionales. Este tipo de desayuno suele incluir varios elementos cuidadosamente seleccionados que reflejan el equilibrio y la estética propios de la cultura japonesa.
Un desayuno japonés típico suele constar de arroz, un alimento básico que acompaña la mayor parte de las comidas en Japón. Junto a este, es común encontrar tofu, encurtidos (llamados tsukemono), alguna sopa —generalmente de miso— y, en muchas ocasiones, un poco de pescado a la parrilla, como salmón o caballa. También es frecuente que se incluyan pequeños platos de vegetales al vapor o marinados, tortilla japonesa (tamagoyaki) y algas, como el nori. En algunos casos, también puede haber huevo crudo para mezclar con el arroz caliente, una combinación conocida como tamago kake gohan.
La verdad es que, personalmente, me cuesta imaginarme comiendo esto a primera hora de la mañana, pero para los japoneses es una forma muy normal de comenzar el día. Este desayuno, más que una simple comida, es un ritual que refleja los valores de balance, nutrición y conexión con los ingredientes frescos y de temporada. Además, es una oportunidad de disfrutar de sabores umami desde el primer momento del día.
Una de las comidas que se suelen hacer, o eso me dijeron, es lo que ilustra este artículo. Natto. Para mi una experiencia única y que recomiendo a todo el mundo que vaya a Japón. Probar el Natto. Hace muchos años que lo probé y ya no recuerdo el sabor, pero si recuerdo el esfuerzo que tuve que hacer para comerlo por la textura y sabor que tenía.
Si planeas visitar Japón, quizás no siempre encuentres este tipo de desayuno en los hoteles convencionales. Los buffets libres, que son habituales en los alojamientos de estilo occidental, suelen ofrecer una combinación de desayuno continental con opciones tradicionales japonesas, permitiendo elegir lo que más te apetezca. Es común ver estaciones donde puedes probar sopa de miso, arroz y encurtidos junto a croissants, mermeladas y café.
Sin embargo, si decides alojarte en un ryokan (una posada tradicional japonesa) o en templos budistas, como los del famoso Monte Koya, podrás experimentar el desayuno japonés en su forma más auténtica. En los ryokan, el desayuno suele servirse en bandejas lacadas con cada elemento presentado cuidadosamente en pequeños platos o cuencos. La atención al detalle y la presentación son parte fundamental de esta experiencia.
Por otro lado, en los templos budistas, el desayuno es mucho más sencillo pero igualmente especial. La comida en estos lugares sigue los principios de la cocina shōjin ryōri, una tradición vegetariana basada en los preceptos budistas. Aquí, puedes esperar encontrar platos elaborados con tofu, verduras locales, algas y arroz, preparados de forma que resalten el sabor natural de cada ingrediente. Este tipo de desayuno, aunque ligero, es profundamente nutritivo y está pensado para proporcionar energía y claridad mental para el resto del día.
En una de mis visitas al Monte Koya, tuve la oportunidad de alojarme en un templo budista y experimentar un desayuno que, además de los componentes tradicionales, incluía un vaso de zumo de naranja. Aunque probé todo, debo admitir que a las 7 de la mañana me pareció demasiada comida. Sin embargo, fue una experiencia fascinante y muy reveladora sobre las costumbres locales. Aquí, el desayuno no es solo una comida, sino una puerta de entrada al corazón de la cultura japonesa.
Otro momento destacado fue durante mi estancia en un ryokan en Kyoto. La habitación tenía suelo de tatami, y el desayuno fue servido directamente en la mesa baja de la habitación. A pesar de que necesitaba mi café y tostadas, la belleza de la presentación y los sabores delicados de cada plato me hicieron apreciar esta forma tan diferente de empezar el día. Especialmente recuerdo el sabor del pescado a la parrilla, fresco y cocinado a la perfección.
Teniendo en cuenta todo esto, ¿porqué debería empezar mi día con este tipo de desayuno?. Pues es muy sencillo, la gastronomía, especialmente en un país como Japón, es una ventana a su alma. Probar el desayuno japonés no solo te permite disfrutar de nuevos sabores, sino que también te da una perspectiva única sobre la cultura local. Cada elemento del desayuno tradicional está pensado para equilibrar el cuerpo y la mente, algo que está profundamente arraigado en la filosofía de vida japonesa.
Además, es una oportunidad para salir de tu zona de confort y experimentar algo completamente distinto a lo que podrías encontrar en tu país de origen. Aunque pueda parecer extraño comer pescado o sopa de miso por la mañana, cada bocado te acerca un poco más a entender la importancia que los japoneses otorgan a la comida como parte integral de su identidad cultural.