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Vuelta de las vacaciones – 2025

Vuelta de las vacaciones 2025

A veces, las vacaciones no son un punto y aparte. Son sólo una pausa, un suspiro antes de volver a empezar. Y sin embargo, ese espacio de desconexión puede darte la perspectiva que necesitas para replantearte muchas cosas.

Vuelvo de vacaciones. Volvemos a la rutina. Aunque siendo sincero, apenas han sido unos días, suficientes para recargar pilas, revisar lo hecho y, sobre todo, actuar sobre lo que quiero mejorar.

Durante este tiempo he estado trabajando en algo que quizá no se ve desde fuera: repensar el rumbo del blog y del podcast, redefinir su propósito y ajustar los detalles que, con el paso del tiempo, habían perdido ese punto de frescura que me gusta.

En este episodio vamos a hablar del «Reinicio con propósito», una reflexión personal sobre cómo revisar, limpiar y optimizar no solo proyectos digitales, sino también nuestra propia forma de trabajar y liderar. Te contaré los cambios que he hecho en el blog, en el podcast y en mi manera de enfocar los contenidos, y cómo todo eso conecta con la productividad, la gestión y el liderazgo tecnológico.

Muy buenas. Bienvenidos a «Secretos de un CIO productivo», un espacio donde transformar desafíos tecnológicos en estrategias para liderar con éxito. Soy Antonio Mejías y en cada episodio te compartiré herramientas, tácticas y experiencias para optimizar la productividad y la gestión en entornos tecnológicos. Así que, ponte cómodo que empezamos.

Vuelta de las vacaciones

Pues como iba comentando, volver de vacaciones no siempre significa volver igual. En mi caso, ese regreso ha sido más un proceso de reinicio que de continuación. Sentí que era el momento de hacer algo que, como profesionales de la tecnología, deberíamos aplicar más a menudo: refactorizar.

Sí, como en el desarrollo de software. Igual. No se trata de empezar de cero, sino de revisar, limpiar, reorganizar y optimizar lo que ya existe para que funcione mejor.

En el mundo del liderazgo y la gestión tecnológica, solemos centrarnos tanto en los grandes proyectos que olvidamos hacer mantenimiento a nuestros propios sistemas: nuestras rutinas, nuestras herramientas y hasta nuestros objetivos personales.

Esa ha sido mi sensación durante este tiempo: que necesitaba una actualización. No una revolución, sino una versión más clara, coherente y alineada conmigo mismo y con lo que espero de este proyecto.

Cambios y mejoras: el proceso de «limpieza digital»

He empezado por el blog. Un espacio que creé hace años con la intención de compartir ideas sobre productividad, gestión y tecnología. Pero con el tiempo, como ocurre con cualquier sistema, se había llenado de ruido. Contenigo que me apetecía compartir pero que, realmente, es ruido para el mensaje que quiero transmitir.

Así que lo primero fue hacer limpieza. Eliminar contenido que ya no aportaba valor, entradas antiguas que hablaban de un contexto que ya no existe, artículos que había escrito con otra mentalidad o simplemente con menos enfoque.

Después, he rediseñador el logo, actualizado el tema visual y revisado cada detalle de la web. No es sólo una cuestión estética: quiero reflejar el propósito real del proyecto.

Porque cuando el diseño, el mensaje y la estrategia están alineados, la experiencia mejora y la comunicación se vuelve más coherente y consistente.

También he aprovechado para reorganizar las categorías y etiquetas, dejando claro que el blog está centrado en lo que de verdad me apasiona y aporta valor a ti que lo lees o escuchas: productividad, gestión y management.

Si escierto que no todo ha sido eliminar. También he planificado el contenido de este año con una visión más clara: más formativo, más didáctico y más conectado con los retos diarios de un líder tecnológico.

Y sobre todo, establecer una estructura que me ayude a mantener el ritmo y la constancia: publicar los lunes el podcast y los jueves el blog.

Mejorar el entorno para mejorar el resultado

Otro de los cambios más importantes ha sido el diseño de un home studio. Hasta ahora grababa con mi equipo e improvisaba en los distintos espacios, y aunque el contenido era lo que realmente importaba, la calidad del sonido y el tiempo en la edición no siempre acompañaba.

Así que decidí invertir tiempo y esfuerzo en crear un entorno de trabajo que me ayudara a elevar el nivel del podcast. El estudio no es solo un espacio físico; es un compromiso con la calidad y la profesionalidad. Cada detalle, desde la acústica hasta el micrófono, influye en cómo se transmite el mensaje.

Y mientras lo montaba, me he dado cuenta de algo: en el trabajo también necesitamos ese tipo de «espacios de mejora», lugares o momentos donde revisamos cómo estamos haciendo las cosas y nos preguntamos si podríamos hacerlo mejor. Porque no basta con producir; hay que cuidar la forma en la que producimos.

A raíz de esto tengo previsto volver a grabar algunos episodios anteriores para mantener una coherencia en la calidad del sonido y del contenido. Es una forma de asegurar que cada pieza del proyecto refleje el mismo estándar.

Impacto y relevancia

Este proceso me ha recordado algo que muchas veces olvidamos los managers y líderes tecnológicos: la mejora continua no siempre nace de grandes proyectos, sino de pequeñas decisiones consistentes.

Limpiar un blog, cambiar un logo o regrabar un episodio pueden parecer tareas menores y sin importancia. Pero cada una de ellas representa una declaración de intenciones: la de no conformarte, la de seguir creciendo, la de cuidar los detalles. Mejora continua. Kaizen.

Además, este tipo de revisiones tiene un impacto directo en la estrategia. Cuando clarificas tu mensaje y tu propósito, también clarificas la toma de decisiones.

Lo mismo ocurre en las organizaciones. Si el rumbo no está claro, si hay ruido en los procesos, si se acumula contenido (o tareas, o proyectos) que ya no aportan valor pero que te ocupan espacio y tiempo, entonces llega el momento de hacer limpieza.

Refactorizar un equipo o una estrategia es tan importante como refactorizar un código.

Y al hacerlo, te das cuenta de que la verdadera productividad no está en hacer más, sino en hacer mejor lo que importa.

Ventajas y desafíos de estos cambios

Claro, no todo es tan fácil como suena. Este tipo de procesos implican decisiones incómodas.

Eliminar contenido, cambiar formatos o replantear estrategias significa soltar cosas con las que tienes cierto apego, aceptar que algunas etapas ya cumplieron su función y que es hora de evolucionar. Y es duro. Incómodo.

Pero esa incomodidad es también la puerta al crecimiento.

Las ventajas, en cambio, son enormes:

  • Mayor claridad en la comunicación.
  • Mejor alineación con los valores del proyecto.
  • Una sensación real de control y coherencia.

Y quizás la más importante: recuperar la ilusión.

Porque cuando un proyecto se alinea con lo que eres hoy —no con lo que fuiste hace años—, trabajar en él deja de ser una obligación y vuelve a ser una motivación.

En el caso del blog y el podcast, ese cambio se ha traducido en más energía, más ideas y más foco.

Y como en todo proceso de transformación, los desafíos no desaparecen. Hay que mantener la constancia, cuidar el equilibrio entre perfeccionismo y productividad, y seguir escuchando a la audiencia.

Pero al final, cada pequeño paso que das hacia la mejora suma, y lo más importante: te recuerda por qué empezaste.

6. Hoja de ruta accionable

Por eso, si tuviera que resumir este proceso en una hoja de ruta aplicable a cualquier entorno empresarial o personal, podría ser:

  • Primero, haz una auditoría de tu realidad: Mira con honestidad qué cosas aportan valor y cuáles no. En tu equipo, en tus procesos o en tu comunicación. A veces seguimos haciendo cosas por inercia, sin darnos cuenta de que ya no encajan con lo que somos ni con lo que queremos lograr.
  • Segundo, limpia sin miedo: Eliminar no es perder, es ganar espacio a lo nuevo. Igual que en la arquitectura de software, simplificar no significa empobrecer, sino fortalecer.
  • Tercero, rediseña con propósito: Cada cambio debe tener una razón clara. Pregúntate siempre «¿para qué?». Si el cambio no mejora la experiencia, la eficiencia o la claridad, quizá no sea necesario.
  • Cuarto, estructura y planifica: Define rutinas que te ayuden a mantener la constancia sin perder flexibilidad. En mi caso, fijar un calendario editorial claro me da orden, pero también ritmo.
  • Y por último, revisa periódicamente: Nada está terminado. Los sistemas, las estrategias y las personas evolucionan. Revisar no es signo de inestabilidad, sino de madurez.

Y hasta aquí el episodio de hoy.

A veces pensamos que los grandes cambios llegan con grandes gestos, pero la verdad es que el progreso suele venir de esos pequeños ajustes que hacemos en silencio, cuando nadie mira.

Volver de vacaciones y decidir mejorar algo tan sencillo como el logo, el contenido o la forma de grabar un podcast puede ser el primer paso de una transformación mucho más profunda. Porque, al final, la productividad no se mide solo en resultados, sino en la coherencia entre lo que haces y lo que eres. Así que si estás en ese punto de reinicio, te animo a que lo aproveches. Limpia, revisa, redefine. Y sobre todo, vuelve con propósito.

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Muchas gracias por estar ahí.

Saludos y hasta la próxima.

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