Si hay algo que hacemos a diario es tomar decisiones. Tanto en el trabajo como en la vida personal estamos todo el día tomando decisiones. Sin embargo, el proceso de decidir no siempre es fácil. Muchas veces dudamos si estamos eligiendo la mejor opción, si nuestra decisión tendrá consecuencias negativas o si podríamos haber hecho algo mejor. Pero, ¿cómo podemos facilitar el proceso y tomar decisiones más acertadas?. En este episodio vamos a hablar algunos consejos en la toma de decisiones.
Consejos en la toma de decisiones
Pues cómo iba comentando, tomar decisiones es algo que hacemos a diario y conviene compartir algunos consejos prácticos que he aprendido en diferentes cursos sobre la toma de decisiones. Estos consejos te ayudarán a afrontar de manera más tranquila y racional esos momentos cruciales en los que debes elegir un camino.
Uno de los mayores errores al tomar decisiones es limitar las opciones. Si solo te planteas dos alternativas, es como lanzar una moneda al aire: todo queda en un «cara o cruz». A veces, al tener pocas opciones, nos sentimos presionados y no exploramos todas las posibilidades que podrían llevarnos al éxito. La clave está en ampliar el abanico de opciones. Cuando tienes más de dos alternativas, las probabilidades de encontrar una solución que realmente funcione aumentan.
Es importante que te tomes el tiempo necesario para generar nuevas alternativas. Haz una lluvia de ideas, pide la opinión de otras personas o investiga un poco más. No tengas miedo de explorar opciones que inicialmente podrían parecer poco atractivas o inviables. A veces, lo que al principio parece una mala idea puede convertirse en la mejor solución si se analiza con más detenimiento.
Es muy fácil caer en la trampa de creer que lo que vemos o pensamos es la única verdad. Sin embargo, nuestras creencias y percepciones pueden estar influenciadas por prejuicios o información incompleta. Por eso, es vital contrastar nuestras hipótesis con datos objetivos y verificables. Antes de tomar una decisión importante, revisa toda la información disponible y asegúrate de no estar tomando decisiones basadas en suposiciones incorrectas.
Una buena forma de hacerlo es buscar fuentes externas de información, ya sea en forma de estadísticas, informes o la experiencia de otros que hayan pasado por una situación similar. No te limites a lo que te resulta cómodo o a lo que apoya tu posición inicial. Cuanto más objetivo seas en tu análisis, más fundamentada estará tu decisión.
Cuando se trata de decisiones importantes, una estrategia muy útil es hacer una prueba a pequeña escala antes de comprometerse por completo. Esto es lo que se conoce como montar un piloto. Aunque no siempre es posible, cuando tienes la opción de probar algo en una versión más reducida, puedes obtener información valiosa sobre si tu decisión va en la dirección correcta.
El piloto te permite identificar posibles problemas, ajustar tu estrategia y reducir el riesgo de fallos mayores. En términos prácticos, esto significa que puedes simular una decisión en un entorno controlado, lo que te da más margen de maniobra si algo no sale como esperabas. Es una forma excelente de minimizar las consecuencias negativas y de prepararte mejor para la implementación a gran escala.
No subestimes el valor de la experiencia de otros. Siempre hay personas que ya han pasado por situaciones similares y que pueden ofrecerte consejos valiosos. Aunque cada situación es única y no siempre la experiencia ajena será directamente aplicable, escuchar diferentes perspectivas puede ayudarte a entender mejor las opciones disponibles y los riesgos asociados a cada una.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que la experiencia de los demás es solo una referencia. El contexto en el que ellos tomaron sus decisiones puede ser diferente al tuyo. Asegúrate de analizar cómo las circunstancias han cambiado y si los consejos que recibes son aplicables a tu situación actual. La clave está en obtener información útil y adaptarla a tu propio contexto.
A veces, las emociones pueden nublar nuestro juicio y hacernos tomar decisiones precipitadas. Esto ocurre especialmente cuando estamos involucrados personalmente en la situación. En esos casos, es importante dar un paso atrás y tomar distancia antes de decidir. Esto te permitirá ver la situación con mayor claridad y evitar que las emociones interfieran en el proceso.
Una herramienta útil para lograr esto es la Herramienta 10/10/10. Este método consiste en preguntarte: ¿Cómo me sentiré respecto a esta decisión en 10 minutos, en 10 meses y en 10 años? Este enfoque te ayuda a pensar en las consecuencias a corto, mediano y largo plazo, lo que te permitirá tomar decisiones más equilibradas y reflexivas. Al analizar la situación desde diferentes perspectivas temporales, puedes evitar el impulso de actuar bajo presión o emociones pasajeras.
A veces, el exceso de confianza nos lleva a minimizar los riesgos y tomar decisiones que podrían resultar desastrosas. Por eso, es fundamental estudiar cuál es el peor escenario posible antes de decidir. Esto no significa ser pesimista, sino ser realista y consciente de las consecuencias más negativas que una mala decisión podría generar.
Al tener en mente el peor caso, puedes prepararte mejor y diseñar un plan para evitar que ese escenario se haga realidad. Además, este análisis te permite evaluar si realmente puedes asumir las consecuencias de una decisión fallida. Si el peor escenario es algo que no estás dispuesto a afrontar, entonces tal vez sea mejor reconsiderar tus opciones o buscar una alternativa menos arriesgada.
En conclusión, tomar decisiones es un proceso complejo que implica tanto factores racionales como emocionales. La clave para mejorar en la toma de decisiones está en ampliar tus opciones, verificar tus hipótesis con datos objetivos, montar pilotos siempre que sea posible, pedir consejo a expertos, tomar distancia emocional y estudiar los peores escenarios. Siguiendo estos pasos, no solo mejorarás la calidad de tus decisiones, sino que también reducirás el estrés asociado al proceso.
Recuerda que ninguna decisión está completamente libre de riesgos, pero cuanto más te prepares y más información tengas, mayores serán las probabilidades de que tu elección sea la correcta. Como mencioné antes, estos consejos provienen de cursos sobre toma de decisiones y han demostrado ser muy efectivos en diferentes situaciones personales y profesionales. ¡Espero que a ti también te resulten útiles la próxima vez que te enfrentes a una decisión importante!
Hasta aquí el episodio de hoy.